Desde hace algún tiempo está muy de modo eso de salirse de la zona de confort, de explorar nuevos horizontes, expandir tus habilidades, etc. Pero lo que nadie te dice es cómo puedes volver a entrar una vez has salido de ella.
Confort, quien te pillara
Hay quienes viven dentro de su zona de confort y otros a quien nos ha tocado vivir fuera de ella permanentemente. Y no me malinterpretes, no lo digo a modo de queja. Por mi formación (y vocación) científica siempre me ha gustado investigar y explorar nuevos horizontes, por lo que siempre he estado rozando con un pie dentro y otro fuera de esta mítica zona. Sin embargo, al embarcarme en esta aventura junto con Óscar, definitivamente me mudé muy lejos de la fina línea que separa el mundo conocido y cómodo del mar inexplorado de la incertidumbre constante.
La vida al otro lado
Vivir al otro lado también tiene sus ventajas, aunque lleve tiempo a veces darse cuenta de ello. Hace unos días, reflexionando con Óscar en el coche, le decía lo curiosa que es la vida y por los caminos que te lleva. Me explico, somos una empresa agrícola, cultivamos patatas (con sabor a patata), esto lo tenemos claro. ¿Y qué es lo curioso?
- Participamos en el Programa Cultiva del Ministerio de Agricultura y Pesca formando a jóvenes agricultores.
- Realizamos visitas guiadas a coles, familias e institutos.
- Damos charlas de emprendimiento dentro del Programa Generación Z (organizado por Honorse) a chavales de instituto.
- En 2023 recibimos el premio «Alimentos de Segovia» de la Diputación de Segovia.
- En 2024 nos otorgaron el Áccesit Pyme Sostenible de Segovia y el Premio Vivaces en la categoría de Sector Primario.
Y todo esto sin perder de vista que nos dedicamos a cultivar patatas, no esta mal ¿no?. Son actividades que a priori no se asocian a un agricultor al uso (o al menos al tipo de agricultor que la mayoría de la gente aún tiene en mente).
Curioso porque las patatas nos han abierto más puertas que la química, mi vocación desde niña, para lo que he estado media vida formádome y trabajando. Gracias a ellas hemos podido conocer a muchas personas interesantes que nos han hecho crecer personal y profesionalmente, y que nos han hecho sentir un poco más cómodos aún estando fuera de la zona de confort.
Se puede decir que últimamente me he vuelto una «yonki» de los premios. Y no se si conseguiremos más (o tal vez sí), pero cada uno de los reconocimientos que obtenemos es una recompensa al trabajo bien hecho, al esfuerzo constante, a dar cada día lo mejor de uno mismo y seguir mejorando y creciendo. A todos nos gusta que nos lo digan en algún momento ¿verdad?.
También es una manera de dar visibilidad al sector primario, uno de nuestros principales objetivos al iniciar este proyecto y al que dedicamos un gran parte de nuestros esfuerzos. Por otro lado, nos confirma que el mensaje que queremos dar está llegando, así, despacito, sin prisa pero sin pausa, como se hacen las cosas que merecen la pena, las cosas que no se olvidan.
Pero para mí todo esto tiene otro mensaje, un mensaje oculto que nunca digo en voz alta, del que nunca hablo con nadie, ni siquiera con Óscar. Con cada uno de estos hitos me digo a mí misma «Gema, sigue adelante, no te equivocaste cambiando de rumbo». Por eso te digo a tí, que por mucho que dudes, tarde o temprano, todas las piezas del puzzle encajarán. Y si no lo hacen, cambia de puzzle.