¿Qué pasa si dos personas que se conocieron mientras trabajaban en un laboratorio de investigación empiezan su propio negocio de cultivo y venta de patatas?

Pasó, y lo que pasó fue: Patatas Tarsa

Hola, soy Óscar

Soy de Pinarnegrillo (Segovia), y mi familia siempre se ha dedicado al cultivo de patatas. Aún me acuerdo de mi abuelo Sinfor, que siempre me contaba cómo iba de pueblo en pueblo, vendiendo las hortalizas que cultivaba.

Pero los tiempos cambian. Por eso, hace unos años terminé viviendo en Madrid. Allí, trabajando en un laboratorio de investigación, conocí a Gema y juntos formamos una familia.

Pero nunca me desvinculé del campo del todo. Al final, terminé volviendo, con un proyecto en mente: continuar con el negocio familiar de cultivar y vender patatas. Esta vez, había que cambiar el modelo de negocio, para adaptarlo tanto a las nuevas tecnologías como a los gustos de los consumidores.

Pero volver no siempre es fácil… y menos, cuando embarcas a toda tu familia en la aventura.

Hola, soy Gema

Soy de ciudad. Lo que conocía del campo era lo que veía en la tele. Desde pequeña, ya me dedicaba a hacer “mezclas raras” que traían a mi madre de cabeza. Estudié Ciencias Químicas, para convertir mi vocación en mi profesión durante más de 17 años.

En uno de los laboratorios por los que pasé, conocí a Óscar. Óscar era de un pueblo, y quería volver a él. Por amor, tomé la difícil decisión de ir al pueblo, dejando atrás mis raíces, mis amigas y mi trabajo.

No voy a negar que mi período de adaptación fue complicado (en cierto modo, aún sigo en ello), y estuve enfadada con el mundo algún tiempo. No entendía lo que significaban las patatas y este proyecto para Óscar.

Hasta la pandemia. Entonces, vi a Óscar desesperado porque todo en lo que él creía se podía ir a pique en un momento. Entendí que era el momento de darlo todo, de unir fuerzas para sacar adelante este proyecto.

Ahora somos un equipo

Y tenemos un objetivo: llevar las patatas de Pinarnegrillo a todos los rincones de la Península.

Patatas que vienen de nuestras tierras de Pinarnegrillo (Segovia) donde hemos implementado todos los procesos para cultivar un producto natural, de calidad, sabroso y nutritivo.

Y que, por fin, se valore a la humilde patata, que está en todas las cocinas, calladita, esperando su momento de brillar.

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