Después de 6 meses de cuidados constantes, por fin podemos recoger el fruto de nuestro esfuerzo: las Patatas de Pinarnegrillo.

El inicio
Si recordáis, iniciamos la siembra de las patatas, con mucha ilusión y con mucha incertidumbre, allá por el mes de abril. Nos preguntábamos entonces ¿Cómo vendrá el clima? ¿Tendremos que hacer frente a muchas plagas? ¿Será buena la cosecha de este año?. Como ves, la agricultura está muy lejos de ser una ciencia exacta. Después de años de experiencia y un conocimiento profundo de nuestros cultivos, tratamos de ajustar todos los parámetros que determinan que la cosecha sea un éxito.
Aún así, a veces, la naturaleza nos pone pruebas difíciles de superar. Porque para conseguir un alimento de calidad, es necesario invertir mucho esfuerzo, la naturaleza quiere que lo valoremos. Y el clima este año no ha sido muy benévolo, ausencia de lluvias, calor extremo… como viene siendo habitual en los últimos años.
Meses de preparativos
Antes de iniciar la siembra de las patatas, ya llevamos meses preparando tanto la tierra como la maquinaria que vamos a emplear:
- Planificación: Antes de iniciar la campaña, casi cuando aún no ha concluido la anterior, tenemos que planificar que tierras que vamos a sembrar este año.
- Rotación de cultivos: Por rotación de cultivos, sólo se puede sembrar patatas en la misma tierra uno de cada cinco años. Mientras, se cultivan en esas parcelas, especies de ciclos y necesidades nutricionales distintas para mejorar la calidad del terreno. En nuestro caso, cultivamos cereales (trigo, cebada, centeno, colza, girasol) y leguminosas (garbanzos) que aportan nutrientes al suelo que posteriormente mejoraran la cosecha de patatas.
- Estudio del suelo: Analizando la composición del terreno, podremos saber con exactitud que nutrientes aportarle antes de la siembra.
- Estudio del agua de riego: la patata que cultivamos es de regadío. Realizamos, mediante aspersión, un uso eficiente de los pozos que poseemos. Regamos con la cantidad de agua estrictamente necesaria para el correcto desarrollo de la cosecha.
- Labranza mínima: Reduce la perturbación del suelo para mantener su estructura y biodiversidad. Esto ayuda a retener la humedad y a prevenir la erosión.
- Cultivos de cobertura: Plantamos cultivos de cobertura como leguminosas, colza o centeno para proteger el suelo, mejorar su fertilidad y aumentar la materia orgánica.
- Compostaje y abonos orgánicos: Utilizamos estiércol de pollo como abono orgánico para enriquecer el suelo con nutrientes y mejorar su estructura.
Cómo ya te hemos contado en varias ocasiones, desde hace unos años practicamos la agricultura regenerativa que es una práctica agrícola que se centra en la regeneración del suelo, la biodiversidad y la salud del ecosistema; y también la agricultura de conservación, que se enfoca en la preservación del suelo y la reducción de la erosión. Ambos enfoques buscan crear sistemas agrícolas más sostenibles y resilientes.
Este es uno de los motivos por el que nuestros tubérculos son tan especiales.
¡A sembrar!
Y hecho todo esto, ya podemos sembrar nuestra semilla certificada. Esta semilla de patata la compramos a Cosidel y Patatas Catalán. Sólo trabajamos con semilla de patata 100% española, de la variedad agria, de Castilla y Léon.

Antes de sembrarla, nos gusta seleccionar la semilla para ver que está en perfecto estado y separarla en dos calibres, uno más pequeño (< de 45 mm) y otro más grande (> 45 mm). El calibre mayor lo partiremos en dos partes, dando lugar a la patata que llamamos cachada. Esto lo hacemos para que, a la hora de sembrar, la sembradora no tenga problemas al coger la semilla con sus cazoletas, sólo un tubérculo o un trozo cada vez.
Las patatas se siembran a una distancia aproximada de 45 cm unas de otras. En nuestra experiencia, esta distancia favorece su desarrollo y no genera competencia entre semillas. Hay que tener en cuenta que, de cada semilla de patata, nacerán entre 5 y 7 nuevas patatas. Se entierran a una profundidad aproximada de 20 cm en un surco. La patata es un tubérculo y necesita oscuridad para su óptimo crecimiento. Esta profundidad es perfecta para el desarrollo de nuestras patatas.
Paciencia y buenos cuidados
Ahora “sólo” nos quedan por delante meses (5-6) de cuidados constantes hasta que llegue el momento de la cosecha. El trabajo en la agricultura es 365/24/7, no se puede bajar la guardia en ningún momento, porque de eso depende el éxito de la cosecha (y del negocio). De eso depende que las personas tengamos con qué alimentarnos.

La recogida
Y por fin llega el final del verano y el tiempo de cosechar las patatas que con tanto amor hemos estado cuidando. La recogida depende mucho de las condiciones climatológicas y del mes de siembra. Este año, con la ausencia de lluvia y el calor, se ha adelantado un poco. La mata de la patata se va secando poco a poco de manera natural cuando el tubérculo llega a su momento óptimo de crecimiento. Es entonces cuando sabemos que están listas para ser cosechadas.

La recogida se realiza con una cosechadora de patatas arrastrada por un tractor. En la cosechadora, hacemos una primera selección de las patatas, cribándolas por tamaño y eliminando piedras, barro y patatas en mal estado, todo de forma manual en una mesa de selección. Las jornadas son largas, pues una vez iniciada la campaña hay que terminar lo antes posible para preservar la calidad de las patatas. Las patatas se echan en sacas de unos 1200 kg que al final de la jornada se trasladan al almacén. Estas patatas son las que llegarán a tu casa para que disfrutes de todo su sabor.


