Hace unos meses me comentó Óscar que debería escribir en el blog sobre la Trofobiosis. ¿La trofo qué? Fue exactamente lo que le contesté en ese momento levantando una ceja, y ahí quedó la cosa. Tiempo después, y tras estudiar sobre el tema y ha llegado el momento de reflejarlo en el blog.
A grandes rasgos podemos decir que la Trofobiosis sirve para definir la asociación simbiótica entre organismos, así como el surgimiento de plantas en cultivos donde se ha aplicado biocidas, consiguiendo una mayor dependencia entre ellos.
Los biocidas son sustancias químicas, bien sea de origen natural o de forma sintética, generados para destruir, neutralizar o impedir la acción de organismos considerados nocivos para el ser humano.
La teoría de la Trofobiosis
Creo que así explicado no ha quedado muy claro ¿verdad?. Trofobiosis sigue pareciendo una palabreja bastante fea pero no lo es.
Trofo – quiere decir alimento
Biosis – quiere decir existencia de vida.
Por lo tanto, Trofobiosis quiere decir: Cualquier ser vivo solo sobrevive si existe alimento adecuado y disponible para él. En otras palabras: La planta o una parte de la planta cultivada sólo será atacada por un insecto, ácaro, nemátodo o microorganismos (hongos o bacterias), cuando tiene en su savia exactamente el alimento que ellos requieren.
Este alimento está constituido principalmente por aminoácidos que son sustancias simples y solubles en agua. Para que la planta tenga una cantidad mayor de aminoácidos, basta con “sobrealimentarla”. Por lo tanto, un vegetal saludable, bien alimentado (en su justa medida, ni por exceso ni por defecto), será atacado con menor intensidad por «plagas» y «enfermedades». Dichas «plagas» y «enfermedades», mueren de hambre en una planta sana. Y esta es la base de esta teoría.
El ejército invisible
Los insectos, al igual que otros seres vivos, tienen la capacidad de formar sus propias proteínas, pero necesitan para ello esos aminoácidos de las plantas. Los insectos toman lo que necesitan para seguir su ciclo vital y así se obtiene un equilibrio entre lo que da la planta y los insectos que se forman. Este equilibrio se altera mediante el uso de pesticidas, fertilizantes artificiales, fungicidas y herbicidas.
Cuando los insectos detectan una abundancia de aminoácidos y azúcares en una planta “sobrealimentada” o con el metabolismo alterado por los biocidas, toman más nutrientes de los necesario y por tanto, incrementan su fertilidad, producción de huevos y longevidad, acortando sus ciclos de reproducción y desencadenando lo que conocemos como plaga.
Como vemos, más que una mayor resistencia por parte de las plagas, el problema estaría en que los productos químicos que aplicamos alteran el metabolismo y el equilibrio bioquímico de los cultivos, provocando una mayor proliferación de insectos y plagas de todo tipo.
Ese frágil equilibrio de la naturaleza
Un ejemplo de este equilibrio es el control biológico de los pulgones con el uso de un depredador natural, como son las mariquitas. En el momento que este equilibrio se rompe y la tasa de reproducción del pulgón supera la tasa de depredación de la mariquita, tenemos ante nosotros una plaga. Ese equilibrio es importante para mantener las poblaciones de insectos y enfermedades que pueden ser perjudiciales en un nivel que no cause daño económico.
Siguiendo esta teoría de la Trofobiosis, entre los factores que originan un descontrol de este equilibrio, y el consiguiente incremento de plagas y enfermedades, está el tratamiento inadecuado de los cultivos, que genera plantas más vulnerables a los ataques de plagas y enfermedades, la reducción de la llamada “fauna auxiliar”, es decir, los depredadores naturales, y una especial sensibilidad de los cultivos debido a la utilización de productos fitosanitarios y abonos químicos.
Estos productos agroquímicos penetran en la planta, a través de sus hojas, ramas, raíces, semillas, etc., disminuyen su respiración, transpiración y fotosíntesis, perjudicando claramente la resistencia y los procesos de absorción de nutrientes, como fósforo, calcio, potasio, nitrógeno, etc. Además, los agroquímicos incrementan el poder de acción y reproducción de los insectos supervivientes a la aplicación, aumentando su resistencia genética sobre el insecticida para posteriores aplicaciones, y destruyendo los enemigos naturales de estos agentes patógenos.
Resumiendo que es gerundio
Todos los factores que intervienen en el metabolismo de la planta, es decir, en su funcionamiento, pueden disminuir o aumentar su resistencia.
Entre los factores que mejoran la resistencia de la planta, están:
A. Especie o variedad de la planta y la adaptación genética de la planta al lugar del cultivo.
B. Suelo con buena fertilidad natural y rico en materia orgánica.
C. Abonos orgánicos aplicados al suelo aumentan la resistencia de los cultivos debido a sus compuestos orgánicos y por su diversidad en macro y micronutrientes.
D. Abonos minerales de baja solubilidad siempre que sean aplicados de manera correcta.
Entre los factores que disminuyen la resistencia de la planta, tenemos:
A. Las plantas en fase de floración, así como hojas muy jóvenes o muy viejas son más atacadas por insectos y enfermedades.
B. Suelos pobres, muy trabajados, gastados, compactados, con poca o inexistente materia orgánica, disminuyen la salud de los cultivos.
C. La falta de sol provoca una disminución de la actividad fotosintética, aumentando el ataque de insectos y ciertas enfermedades.
D. La falta o exceso de humedad provoca aumento de la población de insectos y otras enfermedades.
E. Tratamientos culturales (por ejemplo, el laboreo innecesario).
F. Los abonos químicos (sales solubles concentradas, urea, cloruro de potasio, superfosfatos y NPK) no siempre satisfacen la necesidad de las plantas, alterando su metabolismo.
G. La aplicación de ciertos agrotóxicos afecta a la resistencia de las plantas.
¿Causa o consecuencia?
Como podemos observar, insectos, hongos, bacterias, ácaros y virus son la consecuencia de muchos otros factores, más que la causa. Al contrario de lo que creemos, estos agentes patógenos son un indicativo de prácticas inadecuadas sobre los cultivos.
La clave, por tanto, para que los cultivos resistan mejor al ataque de los patógenos, es el equilibrio nutricional. Una planta en su estado óptimo es aquella que usa de forma eficiente todos los nutrientes que absorbe, es decir, que los aprovecha todos. Pues igual que nosotros.
Por lo tanto, debemos empezar a cambiar la mentalidad y también de paso el nombre de plagas y enfermedades y tomarlos como indicadores de mal manejo (o llamada de atención de la naturaleza). Los insectos, ácaros, nemátodos, hongos, bacterias y virus son la consecuencia y no la causa del problema.
“No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos»
(Albert Einstein)