La mañana empezó tormentosa, con rachas de aire muy fuerte. Cual Mary Poppins, agarrados a nuestra carpa, luchamos contra los elementos para poder ofrecer nuestras patatas de Pinarnegrillo a todos los asistentes a la Feria del Garbanzo de Valseca el pasado sábado 14 de Mayo.
Poniendo en valor los Alimentos de Segovia
Varios productores de la provincia nos repartimos entre las Ferias de Valseca y de Cuéllar, coincidentes en fecha. En Valseca, un pueblo de Segovia con fama de cultivar excelentes garbanzos, nos dimos cita el sábado La Criba de Valseca, Charcutería Gourmet Henar, El Gordo de Valseca, Bodega Carmiruaga, Patatas Fritas Las Damas y por supuesto Patatas Tarsa. Allí, en frente del precioso Parque de los Caños, instalamos nuestros puestos con ilusión y nervios. De repente, las nubes empezaron a cubrir el cielo. Un frío aire surcaba el ambiente, se avecinaba tormenta y lo sabíamos. Aunque no queríamos mirar arriba, al final la lluvia y el aire hicieron su aparición estelar, visitantes que no habían sido invitados pero que sin embargo no suelen hacer caso de formalismos ni protocolos. Agarramos los postes de nuestras carpas, los nuestros y los del compañero de al lado, con tantas manos que ni siquiera sabíamos que teníamos. Volaron folletos, hojas, tarjetas, algún que otro producto y como colofón final, asistimos a la caída de un imponente árbol del parque, al lado del chiringuito. Afortunadamente, el árbol cayó en zona despejada, gracias al aviso de la lluvia, no había gente alrededor que pudiera resultar dañada. A eso de las dos de la tarde, las nubes empezaron a disiparse dando paso a quien con tantas ganas esperábamos, el sol. La gente empezó a salir tímidamente de su resguardo y la feria se empezó a animar. Ahora en el aire se empezaba a notar el aroma del exquisito cocido que se estaba fraguando….
¡Un cocido de escándalo!
Y es que con una buena materia prima (el garbanzo de Valseca y las patatas de Patatas Tarsa entre otros ingredientes), unas manos expertas y grandes cantidades de ilusión, no hay receta que se resista. Daba gusto ver a todos los asistentes comer sus cocidos con deleite instalados en largas mesas situadas en el parque, risas, comida y la música de Puntillo Canalla hicieron de este momento algo mágico.
¡A bailar con los titiriteros!
Tras la comida tocaba mover el esqueleto a ritmo de los Titiriteros de Binéfar. Con sus canciones populares, hicieron bailar a mayores y pequeños. Como aún nos quedaba marcha para rato, montamos en el castillo hinchable, que hizo la delicia de los niños y niñas que allí se dieron cita. La plaza del pueblo se llenó de repente, música y baile, ambiente festivo en el aire. A las ocho de la tarde nos dispusimos a recoger con el sentimiento del trabajo bien hecho y además de haberlo pasado genial ¡Nos vemos en la próxima feria!.
“Hoy elijo que el resto de mi vida, será lo mejor de mi vida”