Dicen que las flores son la música del campo. Nuestras plantas de la patata, en plena floración, crean una sinfonía de color en nuestro pueblo y, además, denotan el buen crecimiento de la cosecha. ¿Sabías que el color de la flor de la patata depende de la variedad? Quédate conmigo y te cuento.
Historia
En el siglo XVI, la patata originaria del continente americano, comenzó a ser trasladada a Europa por los españoles quienes la consideraban una curiosidad botánica y no una planta alimenticia. Su consumo fue creciendo, aunque al principio como planta forrajera y de jardín por sus flores. Su uso gastronómico se expandió a todo el mundo desde el siglo XVIII gracias a los escritos agronómicos del francés Antoine Parmentier y del irlandés afincado en España Enrique Doyle, hasta convertirse en uno de los principales alimentos del ser humano.
La flor
El número de flores en cada tallo de la planta de la patata puede ir desde una hasta treinta, siendo lo más usual entre siete y quince. El número de flores que aparezcan en cada planta depende mucho de cómo haya sido cultivada.
Las flores tienen de 3 a 4 cm de diámetro, con cinco pétalos unidos por sus bordes que le dan a la corola la forma de una estrella. Las cinco anteras se hallan unidas formado un tubo alrededor del pistilo y presentan una longitud de 5 a 7 mm.
Los pétalos pueden ser de color blanco o una mezcla más o menos compleja de azul, borravino y púrpura dependiendo de la variedad de patata. Por ejemplo, la patata agria produce flores blancas mientras que la variedad violeta tiene unas preciosas flores moradas. Las flores más cercanas a la base de la planta son las primeras en abrir y, en general, abren dos o tres por día. Las flores permanecen abiertas por dos a cuatro días.
La semilla
La patata se reproduce de dos maneras, mediante tubérculos o semillas. A la naturaleza le gusta diversificar estas cuestiones para mantener las especies en funcionamiento y las patatas no son una excepción. Si la semilla falla, los tubérculos pueden sobrevivir para mantener la especie. La flor puede entonces polinizarse a sí misma o con el polen de otra planta y pasa a producir un fruto (técnicamente una baya) que se parece a un tomate verde. ¡Pero cuidado!, las bayas de la patata no son comestibles.
Siempre, en esta época del año, me maravilla ver nuestros campos verdes llenos de flores blancas de patata, cual sinfonía que alegra nuestros corazones y estimula nuestros sentidos.
“Las flores son la música de la tierra”