Los que me conocéis, sabéis que me gustan mucho las listas, las agendas, planificar en en calendarios mensuales y los resúmenes al final de año. Y por supuesto, este año no va a ser menos. Un año agridulce, como sus predecesores, pero repleto de primeras veces, nuevos retos y proyectos, otros que no han salido como esperábamos pero que nos han hecho aprender y evolucionar. ¿Y 2023? No se qué nos deparas, pero lo afrontaremos como lo hacemos todo, juntos.
Cada Nochevieja, desde hace muchísimos años, realizo el mismo ritual. No si es costumbre o superstición, pero no he faltado a mi cita ni un año, y ahora lo hacemos los cinco. Se trata de poner en un papelito tres deseos para el próximo año, y mientras las campanadas, lo pisas con el pie derecho. Después el papelito se quema, y si lo hace del todo, se supone que los deseos se cumplen. Realmente soy de las que piensan que los deseos se cumplen a base de esfuerzo y trabajo, pero oye, no puedo dejar de hacer esto cada Nochevieja.
Pero al tema que me lío. Hacer un resumen del año me ayuda a poner en perspectiva todo lo que he hecho, logros y no tan logros, cosas que repetiría y cosas que no quiero ni que se acerquen de refilón a mi vida (sirva para personas, lugares, o lo que a cada uno le aplique).
Enero, te recibimos sin muchas expectativas, dado como fueron tus predecesores, preferimos nos hacernos ilusiones. Pero marca el inicio del año, de nuevas oportunidades, nuevos proyectos, mil ilusiones. Llené de planes y proyectos mi agenda (otra de mis famosas listas que luego reviso a final de año). También marca el inicio de la campaña de patatas, puesto que empezamos a abonar las parcelas que en primavera sembraremos. Me encanta estrenar agenda y calendario, es como si una página en blanco de mi vida se abriera, esperando que en ella plasme nuestras aventuras y desventuras.
Febrero trajo formación y aprendizaje. Óscar lleva tiempo estudiando nuevas técnicas agrícolas para mejorar nuestro entorno y la calidad de nuestros cultivos (agricultura de conservación, agricultura de regeneración, siembra directa) y temas financieros para mejorar la salud de nuestra economía (aún más difícil que lo anterior). Por mi parte, decidí apartar todos mis miedos y mi procrastinación para apuntarme al curso de Community Management de Fundación Uned. Este curso ha sido el complemento perfecto a todos los cursos de Marketing Digital que he realizado con la Cámara de Comercio de Segovia, de la mano de grandísimos profesionales como Laura Sanfelipe, Sandra Lazaro, Ernesto de Frutos, Lorena Alonso…todos ellos coordinados con maestría por nuestra Ángela.
Marzo nos trajo la semilla certificada de patata. Nosotros, aún siendo certificada, realizamos una selección y recalibración para que el proceso de siembra sea más fácil (más info aquí). También es el cumple de Óscar y el día del padre, así que doble celebración.
Abril nos tuvo ocupados con la siembra de la patata, un poco más de 9 hectáreas de patata agria, y 4 surcos de patata violeta.
En mayo empiezan a despuntar las plantas de las patatas, tiñendo de verde las parcelas. También toca poner tubos y aspersores para poder regar en los meses calurosos (este trabajo no es de nuestros preferidos pero hay que hacerlo igualmente).
Junio marcó otro hito en nuestra historia. Realizamos la primera jornada de puertas abiertas de Patatas Tarsa. Fue una jornada muy emocionante, que sin duda repetiremos el próximo año (si quieres saber cómo transcurrió, mira aquí).
En julio empezamos a regar. Este verano ha sido especialmente caluroso hasta para Segovia (yo tan a gusto, me encanta el calorcito). Tuvimos que hacer frente a varias plagas de hongos, pero afortunadamente, y con los fitosanitarios ecológicos que utilizamos junto con otras técnicas de control biológico de plagas, no supusieron ningún riesgo para la cosecha. En el plano formativo, realice unos cursos de la mano de Eres la repera, Alma Natura y Gira mujeres de Coca-Cola, gracias al cual comprendí el potencial que tiene nuestro proyecto en el plano social. Tomé la firme decisión de que Patatas Tarsa tenía que ser una empresa de triple impacto, nos pusimos manos a la obra.
Agosto, seguimos con ola de calor y regando. Y como no podía fallar la Ley de Murphy, tuvimos varias averías en los motores de riego que pudimos solventar.
Empezamos a cosechar en septiembre, mes intenso para nosotros. Siempre pendientes del cielo, debemos cosechar todas las patatas en el mínimo tiempo posible. Y con la patata recién cosechada, asistimos a la II Feria de Alimentos de Segovia, en la que coincidimos con numerosos artesanos y productores de Segovia. También es el mes en el que realicé el curso de Incorporación a la Industria Agraria, porque no puedes hablar de algo que no conoces (y yo quiero conocer de lo que hablo). También fui seleccionada para el VII Curso de Emprendimiento de la Red Rural Nacional, que me sirvió de complemento a la formación recibida en Gira Mujeres.
Octubre, mi cumpleaños, toca almacenar todas esas patatas cosechadas. Originalmente las recogemos en sacas desde la tierra. Esas patatas, posteriormente, las seleccionamos manualmente y las almacenamos en cajones de madera. Los cajones permiten la circulación de aire entre las patatas por lo que su conservación es mejor.
Noviembre nos trajo nuevos formatos más sostenibles. Sustituimos los sacos de rafia de 10, 15 y 25 kg por cajas de cartón reciclable de 10 y 20 kg. Es un cambio en el que llevábamos trabajando desde junio. De esta manera, las patatas sobreviven mejor al transporte, se almacenan más fácilmente y se conservan en mejor estado durante más tiempo. A su vez, eliminamos plástico de los sacos de rafia, lo que nos reafirma en nuestro compromiso con la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente.
¿Y diciembre?, este mes quedará en nuestra memoria como el mes en el que recogimos las recompensas generadas después de tanto trabajo. Empezamos con el reportaje que nos hicieron desde Alimentos de Segovia, que nos llenó de ilusión. Días después, nos comunicaron que habíamos sido elegidos para ser protagonistas, junto con otros productores segovianos, de su spot navideño, con nombre propio. Muchas gracias a María Coco, Valsan George y Alimentos de Segovia por la elección y por hacerlo tan fácil. Y qué decir de nuestro pequeño compañero de rodaje, Alejandro me tiene totalmente rendida a sus pies. Tengo que confesar que aún con mi timidez, le estoy cogiendo gustillo al mundo de la farándula. El día 12 acudimos a la presentación institucional del spot y no puedo estar más contenta con el resultado. Y como reza el dicho, no hay dos sin tres, el 23 de diciembre, Pablo Maderuelo me hizo una entrevista para el ciclo de publicaciones de Pinariegos, promovido por Honorse. Considero todo esto como un premio al trabajo realizado durante todos estos años.
Así que 2022, te decimos adiós pero te vas por la puerta grande. Y con gran ilusión te recibimos a tí, 2023 que seguro que no nos decepcionarás. Estamos acostumbrados en vivir en una montaña rusa de emociones (es lo que tiene ser dueño de tu propia empresa y autónomo), pero hemos aprendido a surfear las olas, da igual lo grandes que vengan. Y lo haremos como siempre hacemos todos, juntos.
«No somos una familia perfecta, pero somos una familia feliz»